RECLAMACIÓN POR CLÁUSULA SUELO.

Normalmente fija un tipo mínimo y un tipo máximo, aunque en ocasiones solo fija uno de los dos.

Tanto en uno como en otro caso, la cláusula puede resultar abusiva y perjudicar gravemente al consumidor. En caso de no tener techo, a pesar de tener un mínimo de interés, independientemente de cuánto suban los tipos, no habrá ningún límite que juegue en su favor y actúe de contrapartida con el suelo establecido. 

En caso de existir el techo, lo habitual es que las entidades lo establezcan tan alto que, en la práctica, nunca llegue a aplicarse. Es habitual en la práctica encontrarse con hipotecas cuyo suelo es un 4% , encontrándose el techo en un 17%, tipo de interés que probablemente no se ha aplicado desde los años 80.

La abusividad de estas cláusulas radica en que la entidad no informa adecuadamente al cliente sobre el impacto económico de la cláusula en relación con los tipos de interés existentes, asumiendo el cliente cuantas cláusulas le impone el banco sin que tenga los conocimientos suficientes para poder oponerse.

Su utilización por las entidades bancarias se sitúa a finales de los años noventa y no es hasta finales de la primera década de este siglo cuando los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de su posible nulidad.

Lo anterior surge a raíz de las demandas colectivas de organizaciones de consumidores que solicitan que cese su aplicación, dado que los índices de referencia más habituales, se encuentran en caída libre, por lo que se da el escenario en el que el mecanismo de la cláusula suelo se pone en marcha.

Puedes comprobarlo revisando la escritura del préstamo hipotecario, especialmente en los apartados relacionados con el tipo de interés. Busca expresiones como "límite mínimo", "interés mínimo", "tipo de interés no podrá ser inferior al...", etc.

También puedes revisar los recibos del préstamo y comprobar si la cuota no bajaba cuando los tipos de interés sí lo hacían.

Puedes reclamar:

• La nulidad de la cláusula, para que deje de aplicarse en adelante.
• La devolución de las cantidades pagadas de más desde la firma del contrato.
• Los intereses legales sobre las cantidades devueltas.

En primer lugar, la ley impone un intento de solución extrajudicial amistosa con la entidad bancaria. No es poco común, en este sentido, que la entidad se allane a considerar que se trata de una cláusula nula, pero que ha prescrito la restitución de las cantidades pagadas de más.

Si la reclamación extrajudicial no da sus frutos, se debe recurrir a la vía judicial.

La cláusula suelo se discute en un procedimiento verbal, en el que el juez, a la vista de las pruebas, que en su mayoría serán documentales, determinará si es una cláusula nula.

Una vez conseguida la nulidad de la cláusula suelo, la entidad bancaria debe devolver el dinero cobrado de más al cliente.

En cerca del 99% de los casos se consigue ganar el juicio y que el banco sea quien se haga cargo de las costas.

Cómo explico en este post, es imprescindible que para este tipo de reclamaciones cuentes con un abogado especializado en hipotecas.

La razón es que, aunque se crea lo contrario, las reclamaciones a bancos deben hacerse tras haber estudiado individualmente el asunto, pues siempre pueden surgir detalles que condicionan el éxito o el fracaso de la reclamación.

Cada caso, como cada cliente, es único, y por ello debe ser estudiado a fondo y trabajado a conciencia, para así conseguir los mejores resultados en el juicio.

Puede conseguir que se declare la nulidad de tu cláusula suelo, con las siguientes consecuencias:

• Recuperarás el dinero pagado de más.
• Cobrarás intereses de cada euro de tu cuota pagado indebidamente desde el momento que lo pagaste al tipo de interés legal.
• Se recalculará tu deuda, reduciéndose.
• Dejarás de pagar de más en las cuotas de tu hipoteca.
• Aprovecharemos la demanda para pedir la nulidad de otras cláusulas abusivas:
  • Intereses de demora
  • Vencimiento anticipado
  • Gastos de formalización de hipoteca, y otras.