LAS CÁRCELES RESOCIALIZAN O CREAN MÁS CRIMINALES: UN ANÁLISIS DEL SISTEMA PENITENCIARIO. DEBATE SOBRE REINSERCIÓN SOCIAL VS. CASTIGO

¿Las cárceles son buenas para que los presos vuelvan a la vida en sociedad ya integrados?

RESUMEN

¿las cárceles resocializan?

El sistema penitenciario español cumple funciones de castigo, prevención y rehabilitación. Sin embargo, la evidencia empírica muestra que, sin programas efectivos de reinserción, las cárceles pueden convertirse en entornos que favorecen la reincidencia.

Según datos oficiales, la tasa de recidivismo a diez años en España es del 19,98 % para la cohorte de excarcelados en 2009. Esta cifra disminuye al 12,62 % entre quienes accedieron a libertad condicional, pero asciende al 24,87 % en aquellos que no la obtuvieron.

Además, aunque la ocupación carcelaria (73,4 internos por cada 100 plazas) es inferior a la media europea, esto no garantiza una política orientada a la resocialización.

Estudios internacionales señalan que modelos como prisiones abiertas, formación laboral y terapias psicosociales ayudan a reducir la reincidencia. Esto subraya la urgencia de reorientar la política penitenciaria hacia la reinserción efectiva y la prevención del estigma social.

INTRODUCCIÓN

¿Las cárceles resocializan? Esta es una de las preguntas más importantes del debate actual sobre el sistema penal. El objetivo oficial de las cárceles no es solo castigar, sino también rehabilitar y evitar futuros delitos.

Sin embargo, la teoría de la disuasión —que sostiene que el castigo reduce la criminalidad— ha demostrado ser insuficiente en el ámbito penitenciario. De hecho, numerosos estudios señalan que, sin apoyo estructurado, los presos salen menos preparados para reintegrarse en la sociedad.

Por otro lado, la perspectiva rehabilitadora propone una solución distinta: dotar a los internos de formación, empleo y apoyo psicológico. Según la UNODC, este enfoque puede reducir la reincidencia hasta en un 50 %. Así, vuelve a plantearse la cuestión: ¿las cárceles resocializan en la práctica o solo en el papel?

Retos estructurales

  • Ocupación moderada pero con tensiones

Aunque las prisiones españolas presentan una ocupación del 73,4 %, muy por debajo de la media europea, algunos centros superan el 90 % en términos de capacidad operativa. Esto genera tensiones, sobre todo por la falta de personal y recursos, afectando la salud mental de internos y trabajadores.

  • Déficit en inversión social

La escasa inversión en formación, empleo y atención psicológica dentro de las cárceles limita gravemente su función rehabilitadora. Esta falta de recursos es un obstáculo directo para lograr una verdadera reinserción.

  • Datos de reincidencia

Un análisis de 19.909 personas excarceladas en 2009 mostró que quienes accedieron a libertad condicional reincidieron mucho menos que quienes cumplieron condena completa. Este dato respalda la idea de que los programas de supervisión y apoyo reducen la probabilidad de reingreso al sistema penal

Los resultados revelaron:

Modalidad de excarcelación Reincidencia a 10 años
Global (cohorte 2009) 19,98 %
Con libertad condicional 12,62 %
Sin libertad condicional 24,87 %

Fuente: Ministerio del Interior (2009–2019)

Este contraste demuestra que la libertad condicional, con su supervisión y programas asociados, reduce la reincidencia casi a la mitad respecto al encarcelamiento completo.

Modelos efectivos de resocialización

  • Prisiones abiertas y semilibertad (Reino Unido)

Trasladar internos a regímenes de baja seguridad que permiten la formación y vinculación familiar ha logrado reducir la recidiva en un 10 % comparado con prisiones cerradas .

    • Programas de empleo y educación

Según la UNODC, los reclusos que completan cursos profesionales evidencian una tasa de reincidencia media del 13 %, por debajo del 35 % de quienes no participan.

  • Intervenciones cognitivas y de gestión de la ira

Estudios clínicos documentan que los programas cognitivo-conductuales reducen las conductas violentas en un 25 % al año finalizados.

Fenómenos criminógenos

  • Etiquetado social

El estigma de haber estado en prisión propicia la internalización de una identidad delictiva, dificultando el acceso a empleo y vivienda y elevando la probabilidad de reincidencia.

  • Aprendizaje en prisión

El contacto con internos más experimentados facilita la transmisión de técnicas delictivas, fenómeno descrito como “contagio de redes criminales” dentro de los muros.

CONCLUSIONES

Volvemos a la pregunta inicial: ¿las cárceles resocializan? La respuesta depende del modelo que se aplique. Si el encarcelamiento va acompañado de formación, empleo, apoyo psicológico y justicia restaurativa, los resultados pueden ser positivos.

La evidencia indica que las alternativas al encarcelamiento tradicional —como la libertad condicional o los regímenes de semilibertad— reducen significativamente la reincidencia. Para que el sistema sea eficaz, se deben tomar medidas concretas:

  • Aumentar la inversión en programas educativos, laborales y terapéuticos.

  • Coordinar mejor con los servicios sociales y ONGs especializadas.

  • Combatir el estigma mediante políticas activas de inclusión.

  • Promover regímenes abiertos y justicia restaurativa como alternativas viables.

Solo así será posible responder afirmativamente a la pregunta “¿las cárceles resocializan?”, transformando el sistema penitenciario en una verdadera herramienta de reinserción social.

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